Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca. Apocalipsis 1:3.

Babilonia en la historia

{ Autor Desconocido }

Origen

Babilonia data de los principios de la civilización en la antigua Mesopotamia. Fue fundada por Nimrod como centro de su gobierno, y fue el lugar donde se construyó la torre de Babel. De acuerdo con Génesis 11:9, el nombre Babel significa confusión, y probablemente se deriva del hebreo Balal. La ciudad fue el centro de gobierno de varias dinastías, incluyendo a los amontas o amorreos, a la que perteneció Hamurabi, autor de un famoso código legal. Continuó siendo un importante centro religioso y cultural durante el tiempo del imperio de Asiria y luego volvió a ser una monarquía independiente y la cabeza de un poderoso imperio durante el tiempo de Nabopolasar y Nabucodonosor. Durante el reinado de este último, quien construyó los famosos jardines colgantes, Babilonia llegó a tener un perímetro de unos 16 km, convirtiéndose posiblemente en la ciudad más grande de la antigüedad En el 597 a. C., Nabucodonosor y sus ejércitos invadieron Palestina y capturaron la ciudad de Jerusalén.

Tomaron a gran parte de la población como prisioneros y los sometieron al exilio en Babilonia. En el 586, once años más tarde, los babilonios regresaron a Jerusalén para poner fin a las rebeliones de los judíos y de su monarca y destruyeron el templo, el palacio real y asesinaron o deportaron a la mayoría de los habitantes que quedaban en la ciudad.

Reino Neo-Babilónico en los dias de Nabucodonosor

Babilonia en la Escrituras

En la Biblia, la palabra Babilonia aparece mayormente en el Génesis, en las profecías escritas en el tiempo de Nabucodonosor y en el Apocalipsis. El capítulo 11 de Génesis destaca los motivos que influyeron en la edificación de la torre de Babel "Vamos -dijeron los antiguos-, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuésemos esparcidos sobre la faz de toda la tierra" Fue claramente notoria su intención de colocar toda su confianza en las obras humanas y de rebelarse contra el deseo de Dios de que se esparcieran y poblaran la Tierra. Isaías 14:4 se refiere al "opresor... la ciudad codiciosa de oro" y alude al rey de Babilonia en términos que claramente se refieren también a Satanás (ver versículos 12 al 14).

Jeremías profetizó su destrucción: "He aquí que será la última de las naciones; desierto, sequedal y páramo... porque pecó contra Jehová". Haciendo eco a las palabras de Jeremías, Apocalipsis 14:8 proclama: "Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación". Más adelante, Babilonia aparece como la "gran ramera", "Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra", representada por una mujer vestida de púrpura y escarlata. En el Apocalipsis, Babilonia adquiere un significado simbólico que va claramente más allá de la realidad histórica. Cuando se escribieron estas profecías sólo quedaban las ruinas de Babilonia. Las imágenes que se presentan hablan de una influencia pecaminosa que corrompe a todas las naciones de la tierra. "Salid de ella, pueblo mío -se nos invita-, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades" . Este es un llamado de misericordia de Dios: una invitación a abandonar el error y abrazar la verdad; a desistir del pecado y buscar la santidad. Dios ama a aquellos a quienes llama, y él llama a todos.

La profecía alude a Babilonia como la fuente de una influencia contaminante que se opone a Dios y a su verdad. Parece ser también un sistema de salvación ajeno al de Dios que ha persistido desde el comienzo de la historia. Es posible identificar instituciones humanas de antaño y de la actualidad, especialmente de carácter religioso, que se han ajustado a las características de la Babilonia simbólica de la profecía, pero el "concepto" de Babilonia no se limita a esto.

Características de Babilonia

En esencia, los elementos distintivos de la Babilonia profética son: (1) La salvación por las obras humanas, aparte de Dios, (2) la rebeldía contra la voluntad de Dios, y (3) la capacidad de confundir y contaminar a todo el mundo con sus doctrinas espurias, que desconocen o tergiversan verdades de las Sagradas Escrituras. Cualquier manifestación de estos elementos de error y confusión puede considerarse como producto de la influencia babilónica. Bajo el nombre de religión también se presentan numerosas doctrinas sospechosamente paganas.

Están obteniendo popularidad la brujería, las ideas de la Nueva Era, y las antiguas religiones de los indios americanos y las culturas africanas. Existe un notable resurgimiento de la adoración de la naturaleza en la figura de una diosa llamada -entre otras cosas- Madre Tierra. Mientras que el Dios de la Biblia es trascendente, esta "diosa" se encuentra dentro de cada ser humano y en cada cosa de la naturaleza. En los Estados Unidos, comisiones de las iglesias presbiteriana, episcopal y metodista han recomendado a sus respectivas denominaciones que se acepten las relaciones entre homosexuales. Unido a estos fenómenos, religiones falsas están literalmente empobreciendo a sus adherentes por medio de pedidos continuos y exagerados de dinero.

¿Estamos presenciando un resurgimiento de Babilonia? Es cierto que las ruinas de la antiquísima metrópoli se están levantando lentamente, pero esta no es la Babilonia que nos preocupa más. La otra, la espiritual, es la que parece tomar nuevas fuerzas y arrastrar consigo a un número creciente de personas. La confrontación entre el bien y el mal recrudece, pero aún tenemos la oportunidad de escoger cuál ha de ser nuestra afinidad espiritual. ¿Seremos contaminados con el error que nos corrompe y aparta del Señor, o decidiremos salir de Babilonia y convertirnos en hijos de Dios y ciudadanos de la otra gran ciudad espiritual: la Nueva Jerusalén? El camino de Dios está trazado para nosotros en las Sagradas Escrituras. Toda otra senda puede conducirnos al fracaso y a la perdición eterna.

Algunos errores propiciados por
la Babilonia espiritual
  1. El abandono de la ley de Dios, en especial del cuarto mandamiento concerniente al sábado como día de reposo. En ningún lugar de las Sagradas Escrituras se menciona el domingo, o ningún otro día, como el día de reposo. Ver éxodo 20:8-11; Génesis 2:1-3; 5.Mateo 24:20.

  2. La creencia de que el alma es incondicionalmente inmortal. La Biblia asegura que "el alma que pecare, esa morirá" (Ezequiel 18:20). Ver también Job 14:2; Eclesiastés 9:5-6, 10; Salmo 146:4.

  3. La usurpación del lugar de Jesús como "solo Mediador entre Dios y los hombres" y por consiguiente de su función de sacerdote en el Santuario celestial (1 Timoteo 2:5). Ver Romanos 8:34; Hebreos 4:14-16; 7:22-28; 1 5. Juan 1:9-2.1.

  4. La adoración de ídolos o la veneración de los santos como si fueran capaces de interceder eternamente por nosotros. La Biblia prohíbe la adoración de cualquier otro ser fuera de Dios. Ver éxodo 20:3-6; Levítico 19:4; Deuteronomio 27:15; 5. Mateo 4:10.

  5. La negación de la plena divinidad y/o plena encarnación de Cristo. En Cristo habita la plenitud de la divinidad" (Colosenses 2:9). Ver 5. Juan 1:1-3; Filipenses 2:5-8; 1 5. Juan 4:2.

  6. La negación o distorsión de la doctrina bíblica de la creación y de la función de Dios como Creador. Ver Génesis 1 y 2; 5. Juan 1:3; Hebreos 1:1-2; Apocalipsis 14:6-7.