Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca. Apocalipsis 1:3.

¿Qué es "el fin de la gracia"?

{ Autor Desconocido }

"El que es injusto, sea injusto todavía: y el que es sucio, ensúciese todavía: y el que es justo, sea todavía justificado: y el santo sea santificado todavía. Y he aquí, yo vengo presto, y mi galardón conmigo, para recompensar á cada uno según fuere su obra ( Apocalipsis 22: 11).

En Apocalipsis, está claro que antes de la segunda venida de Jesús Cristo, se decidirá el destino de toda persona. El juicio habrá terminado y no habrá apelaciones. En este momento aquellos quienes han rechazado el evangelio de Jesús nunca se convertirán a Cristo, y quienes aceptaron a Cristo serán sellados como Hijos de Dios.

Fíjese que esto sucede antes de la segunda venida que se menciona en el verso 12. Muchos creen que durante el milenio, Jesús gobernará la Tierra y muchos tendrán la oportunidad de aceptar a Jesús, pero el pasaje claramente muestra que no será posible. Lo que podemos llamar "el fin de la gracia de Dios" sucederá poco antes de la Segunda Venida. Podríamos llamarlo el "juicio pre-advenimiento".

El octavo capítulo del libro nos brinda información de esto.

Los versos 3 al 5 dicen: "Y otro ángel vino, y se paró delante del altar, teniendo un incensario de oro; y le fue dado mucho incienso para que lo añadiese á las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y el humo del incienso subió de la mano del ángel delante de Dios, con las oraciones de los santos. Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y echólo en la tierra; y fueron hechos truenos y voces y relámpagos y terremotos."

El altar y el incensario mencionados aquí se hallan en el Lugar Santo del Santuario, frente al velo de separación del Lugar Santo y el Santísimo. El Sumo Sacerdote ministraría como intercesor ante el altar quemando incienso, cuya dulzura representaba las oraciones de los fieles. El Sumo Sacerdote un día del año, el día de Expiación, después de completar todas las actividades preliminares en el Lugar Santo, procedería al Lugar Santísimo a representar a las personas ante Dios en Su Juicio. El ángel mencionado aquí es realmente nuestro Sumo Sacerdote, Jesús.

La tirada del incensario ilustra la cesación de la mediación de Jesucristo como Sumo Sacerdote. Con el fin de Su mediación, o "el fin de la gracia de Dios", se ha decidido el destino de todo personas, el juicio de la humanidad se acabó.

Noten a hora que los eventos que siguen "truenos y voces y relámpagos y terremotos" ocurren justo antes de caer las plagas finales (copas de ira de Dios) cuando las siete trompetas empiezan sonar.

"Y uno de los cuatro animales dio á los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive para siempre jamás. Y fue el templo lleno de humo por la majestad de Dios, y por su potencia; y ninguno podía entrar en el templo, hasta que fuesen consumadas las siete plagas de los siete ángeles. Y oí una gran voz del templo, que decía á los siete ángeles: Id, y derramad las siete copas de la ira de Dios sobre la tierra." Apocalipsis 15:7,8 y 16:1

¿Ve el paralelo aquí con Apocalipsis 8? Antes de "el fin de la gracia de Dios" la humanidad tiene forma de llegar a Dios por medio de un intercesor, nuestro Sumo Sacerdote Jesucristo. Pero al acabar el juicio, ya no hay necesidad del Sumo Sacerdote. El Templo cierra a la humanidad para siempre.

Si leen 16:2 al 21 verán un gran paralelo entre las 7 copas de la ira de Dios y las siete trompetas.

Teniendo claro que las plagas siguen el "fin de la gracia", nos preguntamos: ¿a quiénes les caerán las plagas? Igual que en Egipto durante la esclavitud de Israel, las últimas plagas caerán sólo sobre los impíos, y no afectan a los siervos de Dios. Las plagas serán bastante claras a los impíos, pero como Faraón en los días de Moisés, endurecerán sus corazones y se irán completamente contra Dios y le blasfemarán en lugar de arrepentirse. Esto demuestra que ningún impío se arrepentirá y buscará de Dios, todo el mundo ha decidido previamente una manera o el otro.

Verá, el "juicio de Dios" no es verdaderamente Dios juzgando a los individuos, sino los individuos juzgando a Dios. Aquellos quienes aceptan a Jesucristo como su mediador serán salvos, lo han juzgado como digno Sumo Sacerdote. Aquellos quienes han rechazado a Jesucristo, lo habrán juzgado indigno como su mediador. Una vez la última decisión es hecha por la última persona, entonces la gracia de Dios cerrará, ya nadie requiere a un mediador. Es en este punto cuando Jesús lanzará al piso su incensario y las siete plagas postreras comenzarán a caer sobre el mundo impenitente.