Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca. Apocalipsis 1:3.

La conquista de Babilonia por los reyes del Oriente

{ Autor Desconocido }

El historiador griego Heródoto habla de la batalla final entre Babilonia por los reyes del Oriente, es decir, del gran Ciro, rey de los Medos y Persas.

Él afirma que los babilonios se refugiaron dentro de sus murallas pensando que podrían soportar un largo asedio, dada la ventaja de que el río Éufrates pasaba por en medio de la ciudad, proveyendo fuentes de sustento casi ilimitadas. Pero Ciro tenía otros planes. Mediante un canal desvió el río de manera que el lecho de éste se secó. Así, sus hombres pudieron entrar por debajo de las murallas, donde antes pasaba el río. Babilonia cayó esa noche prácticamente sin presentar resistencia. Una consecuencia de esta batalla fue la liberación del pueblo de Israel, que setenta años antes había sido llevado cautivo por los ejércitos babilonios.

Los hechos históricos mencionados arriba proveen el trasfondo y el lenguaje para la profecía de Apocalipsis 16: 12-14, 16. Volvámosla a leer: "Y el sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente. Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso... Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón". Los elementos de las dos historias anteriores están allí, pero revestidos de un nuevo significado, cuyo alcance es universal.

El río Éufrates significa "pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas" (Apocalipsis 17:15). Los "reyes del oriente" ya no son los ejércitos persas, sino los ejércitos celestiales comandados por Cristo Jesús, quien vendrá a libertar a su pueblo aquí en la tierra (Apocalipsis 19:11-15; compárese con Isaías 44:26-28; 45:1). El Rey del Oriente, antes Ciro, ahora es Jesús. Y Babilonia es quien oprime al pueblo de Dios.

Luego se menciona una triple alianza: el dragón, la bestia y el falso profeta. Esta triple alianza también está presente en la historia del Monte Carmelo. Entonces estaba compuesta por el rey Acab, la reina Jezabel y los falsos profetas. Sólo que en el libro del Apocalipsis se ve hacia el fin del mundo y se simbolizan con otros nombres se son los poderes político - religiosos universales de los últimos días, justo antes de la segunda venida del Mesías Príncipe. Finalmente, el monte de Meguido (Armagedón) no se refiere al monte Carmelo en Israel, sino a la tierra toda, donde millones de seres humanos se organizarán para combatir contra Dios (Compárese Apocalipsis 16:14 con Apocalipsis 21:9).

¿Qué causará el estallido de la batalla del Armagedón, y cómo será en cuanto a su naturaleza? Por cierto que no será el petróleo la causa de esta guerra. Tampoco obedecerá a los intereses geopolíticos de las grandes potencias de la tierra. En realidad, la batalla del Armagedón es tan sólo la culminación de una guerra milenaria entre el bien y el mal cuyo misterioso inicio tuvo lugar en el cielo (Apocalipsis 12:9). Los contendores son Cristo y Satanás, el campo de batalla es la tierra y las almas humanas son la razón de la misma. La naturaleza de esta guerra se la puede ver aun hoy: en el dolor humano, en el odio entre hermanos y en la degradación moral que arrastra a millones cada día.

La Biblia detalla nos dice que, los seres humanos se estarán alineando en la formación progresiva de dos grupos: los que adoran a Dios y los que no lo hacen. La división llegará a ser tan notoria, que Satanás inducirá el estallido de la intolerancia religiosa, como en otros tiempos. La crisis irá en aumento y estará matizada por desastres naturales y el caos social. Cada quien deberá hacer su última decisión en cuanto a Jesús y lo que él hizo por la raza humana. Finalmente, se dará la aparición misma de Cristo, quien regresa a esta tierra para rescatar a su pueblo y pagar a cada uno conforme a sus obras. La batalla de Armagedón consiste, entonces, en la derrota del mal y el establecimiento de un reino perfecto, en el que no "habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron" (Apocalipsis 21:4).