Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca. Apocalipsis 1:3.

Las almas debajo del altar

{ Autor Desconocido }

En Apocalipsis 6:9-11 Juan el Vidente ve las almas de los mártires bajo el altar. Para entender el significado de este simbolismo, sería útil recordar cómo la Biblia habla de la sangre de Abel que clamaba a Dios después que Caín asesinó a su hermano.

El incidente completo era un asunto de cómo adorar a Dios. Dice Génesis 4:8-10, lee, "Y habló Caín á su hermano Abel: y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y le mató. Y Jehová dijo á Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé; ¿soy yo guarda de mi hermano? Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama á mí desde la tierra."

Las almas bajo el altar en Apocalipsis 6:9-11 simboliza la sangre de los mártires que "habían sido muertos por la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían." éstos son hombres y mujeres que han sido muerto (asesinados) a causa de su fidelidad incondicional a Dios. Ahora, así como la sangre de Abel clamaba a Dios para que se hiciera justicia, de igual manera la sangre de estos mártires clamaba: "¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra? " (Apocalipsis 6:10)

A éstos "fuéles dicho que reposasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completaran sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos." Dios ha colocado un límite al martirio. Una vez que eso limita ha sido alcanzado, él juzgará y vengará a los que "habían sido muertos por la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían."

Los mártires mismos vivirán otra vez cuando el Señor venga a despertarlos del sueño de la muerte y los vista en cuerpos inmortales.

La visión de Juan no demuestra que las "almas" están en el Cielo. Juan vio el Cielo como es. No hay caballos blancos, bermejos, negros o pálidos, montados por jinetes belicosos. Jesús no es un cordero con una sangrante herida de cuchillo.

Tampoco hay "almas" que yacen en la base de un altar. Juan contemplaba representaciones gráficas, para ayudarlo a él y a nosotros entender en términos humanos el mensaje divino. Toda la escena fue una representación gráfica y simbólica que tenía el propósito de enseñar la lección espiritual que ya hemos destacado. Si asumimos que una parte es literal, entonces todo el mensaje es literal. No puede ser de ambas maneras según convenga el que está leyendo.