¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme á esto, es porque no les ha amanecido. Isaías 8:20

Común e Inmundo 2da parte

{ por Rafael Montesinos }

Basado en Hechos 10:1-48

Cornelio, centurión de la compañía llamada La Italiana, era un hombre piadoso y temeroso de Dios, daba muchas limosnas a los pobres y oraba a Dios continuamente. Este, vio en visión como a las tres de la tarde, un ángel del Señor que se le acercó y le trajo un mensaje de parte de Dios. Le dijo que hiciera venir a un tal Pedro que vivía en Jope para que éste le presentara el evangelio y Cornelio pudiese adorar a Dios en espíritu y en verdad. A Dios le agradaba la actitud de Cornelio, pero ser bueno con el prójimo no es suficiente. Eso lo hacen muchos no cristianos. Cornelio debía conocer lo concerniente al evangelio y aceptarlo para poder estar en paz con Dios. Aunque Cornelio amaban a Dios, el no sabía qué hacer. Por eso el ángel le indicó que Pedro "te dirá lo que debes hacer" (verso 6).

Tres hombres, dos criados y un soldado devoto fueron enviados a Jope a buscar a Pedro. Al día siguiente, como a las doce del día, Pedro subió a la azotea de su casa en lo que le preparaban algo de comer. Fue entonces que Dios le dio una visión para prepararlo para su encuentro con los gentiles que venían a buscarlo. Se preguntará usted, ¿por qué? Porque Pedro era judío y los judíos no se juntaban con los gentiles basados en sus tradiciones farisaicas. Pensaban que los gentiles eran comunes (KOINOS en griego) y al juntarse con éstos, se contaminaban ceremonialmente. Por eso en el templo tampoco se juntaban con éstos y tenían un atrio para los gentiles. De allí no podían pasar so pena de muerte.

La mujer samaritana se extrañó de que Jesús la hablara y le dijo: ... "¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana? (Porque judíos y samaritanos no se trataban entre sí" (Juan 4:9). Cuando los fariseos llevaron a Jesús ante Pilato, "no entraron en el pretorio para no contaminarse y así poder comer la pascua" (Juan 18:28). Inclusive, luego que Pedro fue a la casa de Cornelio, vino a Jerusalén y allí tuvo problemas, pues los judíos de la circuncisión le reprocharon el haber entrado en casa de hombres incircuncisos (gentiles) y haber comido con ellos (Hechos 11:1-3). Esto era una especie de racismo, o como Pablo la llama: ENEMISTAD (Efesios 2:14-16). Fue esta enemistad creada por el fanatismo farisaico una de las cosas que Cristo quería abolir de una vez y por todas, ya que para é1 no existía distinción entre judíos y griegos, porque en Cristo todos somos uno (Gálatas 3:28).

Siendo que Pedro también era llamado Zelote (Lucas 6:15) y estos eran una secta política judía que eran celosos de su nación y preferían recurrir a las armas antes que pagar tributo a Roma (Diccionano Ilustrado de la Biblia, Wilton M. Nelson (autor), Pág. 703) indica que Pedro también, aunque cristiano, mantenía dichas prácticas racistas. Inclusive, Pablo tuvo que reprenderle en Galacia por esa misma razón (Gálatas 2:11- 17). Dios, conociendo a Pedro, lo quiso preparar para su encuentro con Cornelio y para ello recurrió a la visión del lienzo en el cual había de todos los cuadrúpedos reptiles y aves del cielo (versos 11, 12). Una voz le dice; "Levántate, Pedro, mata y come." Pedro rehúsa obedecer esta orden, pues nunca había comido nada común (KOINOS) o inmundo (AKATHARTOS) (versos 13,14). Esta respuesta indica que Pedro todavía conservaba la tradición farisaica que Jesús combatió en Marcos, capítulo siete, relacionada con los alimentos impuros (KOINOS) que precisamente, eran impuros por tradición farisaica y no por legislación divina. Al Pedro rehusar comer, Dios le dice: "Lo que Dios ha purificado no lo llames tú común" (KOINOS) (verso 15).

Muchos ven aquí una licencia para comer o inmundo ya que Dios lo purificó. Pero allí no dice que Dios purificó lo inmundo (AKATHARTOS) sino lo común (KOINOS) (verso 15) "lo que Dios ha purificado n lo llames tú común" (KOINOS).

Definitivamente esta visión no tenía nada que ver con los alimentos inmundos (AKATHARTOS). Pedro no lo entendió así. "El estaba perplejo dentro de sí pensando qué podría significar la visión que había visto (verso 17). En ese instante los hombres de Cornelio llegan y el Espíritu le dice a Pedro que se vaya con ellos (versos 19, 20). Llegan a la casa de Cornelio y allí Pedro les dice "...Vosotros sabéis que es abominable á un varón Judío juntarse ó llegarse á extranjero; más me ha mostrado Dios que á ningún hombre llame común ó inmundo" (verso 28).

La visión no tenía que ver con el cerdo. Aquellos animales representaban a los gentiles, a los cuales Pedro no se acercaba por considerarlos comunes o inmundos. Así, el mismo capítulo diez de Hechos se explica por sí mismo. Pero, si todavía hay dudas, en el capítulo 15 de los Hechos, el apóstol Pedro explica mejor la visión. Para aquel entonces hubo problemas entre Pablo y los judíos de la secta de los fariseos que habían creído (Hechos 15:5). Estos mantenían la circuncisión como un elemento necesario para la salvación, mientras que Pablo enseñaba a los gentiles la justicia que es por la fe, sin las obras de la ley. Estos subieron a Jerusalén para que el Concilio decidiera el asunto.

Allí estaban reunidos los apóstoles y los ancianos para considerar el asunto (verso 6). Pedro se pone de pie, y hace claro que para Dios no hay diferencia entre judíos y gentiles. Para ello recurre a su experiencia en la casa de Cornelio donde no les predicó de la circuncisión sino de Cristo y estos al aceptar el evangelio, fueron llenos del Espíritu Santo. Por ello, Pedro declara ante el Concilio: "Y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, PURIFICANDO CON LA FE SUS CORAZONES." (15:7-9). Pedro entendió la visión tal y como se ha explicado en este estudio, no de otra forma. Utilizar la visión de Pedro para legalizar el consumo de alimentos inmundos (griego AKATHARTOS), que el Nuevo Testamento prohíbe, es torcer las Escrituras. En II Corintios 6:17 dice: "Por lo cual Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo (AKATHARTOS); Y yo os recibiré,".

Por lo tanto, es nuestro deber amar a nuestro prójimo, sea quien sea y también es nuestro deber como convertidos a Cristo de abstenernos de lo inmundo (AKATHARTOS). Esa es la enseñanza del Nuevo Testamento.

El apóstol Pedro, en su primera epístola (1 Pedro 1:16), cita de Levítico 11:44-47 la frase: "Sed santos, porque yo soy santo". En Levítico once esa expresión de asocia con la abstención de lo inmundo. No dudamos que en 1 Pedro 1:14-16, cuando Pedro hace un llamado a una vida de santidad, tengo también en mente Levítico capítulo once. Eso es lo que se deduce del pasaje.

Nota: En los tiempos apostólicos una traducción al griego del Antiguo Testamento hebreo conocido como La Septuaginta o Versión de los LXX, era muy conocida. Muchas citas del Antiguo Testamento que aparecen en el Nuevo Testamento griego original, son tomadas de la Septuaginta. En esa versión la palabra usada en Levítico capítulo once para inmundo es "AKARTHATOS" al igual que en 2 Corintios 6:17 en el Nuevo Testamento. Esta palabra señala una inmundicia decretada por Dios y no por el hombre, tal y como ocurre con "KOINOS" en San Mateo 15; San Marcos 7; Hechos 10; Romanos 14 y 1 Corintios 8-10, donde "KOINOS" señala algo impuro desde la perspectiva farisaica y no divina.